La mirada impura

Este texto hace parte de la publicación Orgullosoxs, dirigida y escrita por Cristian Baena y prologada por Sarah Gil. Una versión reducida de este proyecto se publicó en la revista Exclama. Puedes ver toda mi serie fotográfica del proyecto aquí.

La fotografía ha respondido siempre a ciertas formas de la representación, a preceptos que pasan por alto el territorio que se habita y buscan establecerse como verdades inamovibles. Ningún campo de la imagen se ha salvado. Desde la fotografía documental y periodística, cuyos referentes más influyentes en la actualidad se pueden rastrear en Europa y Estados Unidos, hasta la fotografía de moda, dentro de la cual se ponen en juego aspectos tan peliagudos como las corporalidades, la raza o la clase.

Hace unos meses, hablando con un artista y productor paisa, me hablaba de la impureza latinoamericana que para él ha sido columna vertebral a la hora de crear. Pensar en nuestro lugar de enunciación es asumir un continente poderoso, permeado por múltiples culturas y formas de ser y estar, tanto propias o ancestrales como aquellas importadas desde otras latitudes. En esa mezcla hermosa y a veces también horrorosa a ojos puristas, en esa impureza que desborda cualquier influencia, puede estar el origen de una mirada crítica capaz de admirar y admirarse: de representar y representarse.

Y esa manera de fluir entre los géneros y los territorios y las ideas y las formas desconocidas, de transformar lo establecido para encontrar un hogar que ha sido históricamente negado o arrebatado, es una gran enseñanza que las comunidades alrededor de las disidencias de género tienen por aportar no solo a las artes, sino a la sociedad entera. En ese tránsito cultural está el germen de un mundo más justo.