<<Me metí al mar con ellos y por un momento pude contemplar la verdadera riqueza de los niños de la isla: la naturaleza misma de sus formas de vida, tan elemental y admirable como la inmensidad del océano (…) Los hermanos avanzaron hacia zonas muy hondas, uno sobre el flotador y el otro sujetando el balón. Llegué con la cámara y un lente fijo hasta donde la profundidad del mar me permitió>>.
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La invasión turística que vive San Andrés está moldeando de manera drástica la estructura económica y social de la isla. Los niños crecen entre la tradición raizal, las costumbres importadas de sus nuevos residentes y un modelo educativo deficiente. Fotoensayo sobre una niñez que no se siente del todo colombiana. Esta es una versión extendida y complementada de la que publiqué originalmente en la revista Cartel Urbano, llamada “¿En el mar la vida es más sabrosa?”




























